Ayer estuve pensando bastante rato en un artículo de John Carlin. Me gustó bastante. Cualquiera que haya trabajado un poco en periodismo sabe lo que cuenta. Sobre todo pasa en el mundo del deporte, pero también se da en el mundo del cine, la música y cada vez más en cualquier empresa. La gente sólo habla cuando le apetece y a muchos, nunca les apetece.
Recuerdo mi primera incursión en el mundo deportivo. Trabajar en Onda Cero, hacer los informativos con Luis del Olmo y, de vez en vez, cubrir la antigua Ciudad Deportiva en la época de la Quinta, pero del Ferrari. No sólo era un coñazo por ver a una veintena de periodistas/fans bastante palurdos que cobraban una miseria y se las daban de Walters Conckrites, sino el tener que esperar, por ejemplo, una hora a que se ducharan tras el entrenamiento. Premio para Fernando Redondo, por cierto.
Mi primera entrevista fue con César, portero hoy del Valencia, que con el tema de ser extremeño tuvo su aquél. La segunda fue con Pedro Munitis cuyo vocabulario supera mi sobrino de tres años. En prensa te puedes adornar estirando las frases con parte de tus preguntas (algunos se pasan, porque ponen en boca de futbolistas, palabras que no serían ni capaces de deletrear), pero en radio o TV hay lo que hay.
Echo mucho de menos el periodismo. De hecho sigo arrogándome el título de periodista y no el de publicitario. Por algo sigo haciendo mis articulitos de vez en cuando. Sin embargo, en domingos de bajón como el de ayer, el ver el artículo de Carlin me hizo sentirme un poco mejor.
