Duele

Saber cosas, duele. Así, como suena. Ya me solté la perorata sobre el tema en los cursos prematrimoniales que me marqué con mi señora esposa hace dos años. Si no se separó después del monólogo, no creo que lo haga en un futuro.
Pues eso, que saber las cosas duele. A través de una llamada de teléfono/oferta de trabajo me dicen que... me dicen que... por resumirlo, que soy un looser, palabra de que Ranedo no es fan en Facebook porque no tiene Facebook (Ni falta que le hace).
El gachó que me llama me dice que estoy loco, que en mi puesto se está pagando un 30% más. Y yo con estos pelos. Joder la crisis. Crisis la mía, coño, que encima llega el día 25, llamo a El País que me adeuda unas cantidades (cómo me gusta la frase: me adeuda unas cantidades). El mismísimo Polanco me debe 467 euros, quién me lo iba a mi a decir. Aunque ahora que lo pienso, así me da conversación para un tiempo. Que alguno me vacila, le suelto: "Pss, ya, pero a que a tí no te debe casi 500 pavos Polanco hijo?".