Thursday, July 17, 2008

Martinsa

Hace dos años Fernando Martín llevaba el pelopincho. Como el malo de la clase. Sus trajes no eran gran cosa (o sí, pero parecían del Zara) y su imagen era la de un tipo que se puede tomar una caña en el bar de abajo. Compró Fadesa se cambió el peinado. Se engominaba y se hizo la raya al lado. Los trajes más a medida. Gafas más modernas aunque sólo para leerle. Se creyó importante. Y se ha dado el hostiazo de su vida.

Me imagino a mil tiburones descojonándose de la risa de lo que le ha pasado. Sobre todo por haberle pagado un pastizal a Jove por Fadesa y ahora estar en la ruina más absoluta. Y Jove a todo esto dando una rueda de prensa para decir que tiene tanta liquidez que no sabe en qué gastarlo. Pobre hombre rico, porque lo que está claro es que este debajo de un puente no acaba. Si acaso los obreros y subcontratados que se quedan si trabajo.

Cierre final: en este blog se habló de vivienda varias veces. Al que le toque revisar la hipoteca, lo siento. Al que ve que su casa que creía que valía 300.000 vale 100.000 menos, también lo siento. Lo que no entiendo es que nadie viera esto. No es normal. Aunque sea por el principio físico de todo lo que sube, baja.

1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Muy bueno Elvis.
Ahora me quedo con la duda de,¿todo lo que baja ha de subir? O por el contrario, todo lo que baja ha de seguir bajando. ¿Hasta dónde baja lo que baja? Eso que baja, ¿sigue siendo alto para otros? Me temo que sí.Hasta la ruina tiene una jerarquía,como bien dices, pues este tío no acabará debajo un puente. Y me alegro, sólo que ojalá nadie tuviera que acabar debajo un puente. ¡Maldito parné!

10:51 PM  

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