Separador

Lo de los supermercados es la guerra. Pero no en el pasillo (a no ser que te encuentres con la maruja que le ha dado al licor de manzana verde), sino en la caja.
El momento subir la compra a la maravillosa cinta que precede a la cajera (qué inventazo, como el teleprompter del super) tiene unas dosis de frikismo que ni Pozi. Como no andes al loro, con toda seguridad, la persona que te precede cogerá el separador de compras (otro inventazo) y lo pondrá a toda prisa para separar lo que es lo suyo de lo tuyo. Además, no sé si sólo me pasa a mí, pero la gente te mira como si estuvieras drogando. Joder, ni que lo que yo compro estuviera tan malo. Parece que si dejan pasar la bolsa de pistachos la van a tener que pagar ellos, coño.