Tuesday, September 21, 2010

Fábula

Pongamos que una empresa que diseña unos coches estupendos, con un motor brutal y unas prestaciones que no te menées tiene el mercado rendido a sus pies.
Sus clientes son apóstoles de la marca. La aman. La consumen. La veneran.
La empresa anuncia que va a lanzar un nuevo modelo evolucionado. La repanocha. Los medios sacan la información una y otra vez. Gratis. La marca es tan buena que ni tiene que hacer publicidad.
Pero vaya. De repente los "early adopters" se dan cuenta de que el coche es la hostia, mucho mejor que el anterior, pero cuando tienen que girar el volante muchas veces se atasca por lo que tienen que frenar.
Se monta la de Dios es Cristo. uy uy uy que parece que esta vez no lo han hecho bien. Su presidente, que tiene más carisma que Obama, sale y dice que la culpa no es suya, que ellos han hecho un coche cojonudo. Que le problema es la gente, joder, que es que no saben conducir me cago en la mar.
Pasa el tiempo. Y el mismo directivo sale para decir, vengahombrenoospreocupéis. Hay solución, ponerle una malla al volante y todo solucionado.
En estas, por primera vez en la historia, la marca no lanza el producto en exclusiva con una marca, sino con todas las que quieran.
La gente va a los concesionarios. Se pone a comprar coches que valen una pasta pero, joder, vienen si malla. Hay que pedirla por el interné y tarda cuatro semanas.
Cambiemos el coche por el iPhone 4 de Vodafone. Y aquí tienen la historia. Si es que somos gilipollas. Y yo el primero.

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